Un sondeo de
opinión es una medición estadística tomada a partir de encuestas destinadas a
conocer la opinión pública. Estas mediciones se realizan por medio de muestreos
que, usualmente, están diseñados para representar las opiniones de una
población llevando a cabo una serie de preguntas y, luego, extrapolando
generalidades en proporción o dentro de un intervalo de confianza.
La redacción
de un sondeo puede incluir sesgos, dado que el sesgo puede estar en la opinión.
Por ejemplo, es más probable que el público indique su apoyo por una persona
que es descrita por el operador como uno de los "candidatos que lideran la
elección". Esta pregunta en sí mismo oculta un sesgo sutil por un
candidato, al agrupar a algunos candidatos en una categoría "otros" o
viceversa. Las herramientas que se utilizan en los sondeos del siglo XXI varían
en complejidad debido a estas circunstancias.
Errores
provocados por los grupos que son objeto de estudio
Otro factor
que induce al error es encuestar grupos sociales que no son representativos de
la población como consecuencia del método usado. Por ejemplo, las encuestas
telefónicas tienen un margen de error inherente puesto que en muchas épocas y
lugares, los que tenían teléfono eran más ricos que los que no tenían.
Asimismo, hoy en día en muchos sitios la población sólo dispone de teléfonos
móviles. Los encuestadores no pueden llamar a móviles (es ilegal hacer llamadas
no solicitadas a teléfonos en los que el propietario puede verse obligado a
pagar por el simple hecho de coger la llamada), y por tanto, estos individuos
nunca son incluidos en las encuestas.
Si el subconjunto de población sin
teléfonos móviles difiere bastante del resto de la población, estas diferencias
pueden alterar los resultados de la encuesta. Las empresas de encuestas
telefónicas han desarrollado muchas técnicas basadas en el coeficiente de
ponderación para ayudar a mitigar estas deficiencias, con más o menos éxito.
Un
ejemplo muy utilizado para ilustrar la poca fiabilidad de las encuestas
telefónicas es el de las elecciones generales del Reino Unido celebradas en
1992. A pesar de que las empresas encuestadoras utilizaron métodos distintos,
prácticamente todas, tanto en los días previos a las elecciones como en los
sondeos a pie de urna, daban como vencedor al Partido Laborista en la
oposición. Sin embargo el voto real acabó dando la victoria al Partido
Conservador, por aquel entonces en el poder. En las consideraciones posteriores
a este fracaso, las empresas de sondeos presentaron varias ideas para tratar de
justificar semejante error. Entre otras, figuraban:
Un cambio de
opinión de última hora . El triunfo de los conservadores fue posible gracias a
los votos de la gente que cambió de opinión en el último momento. Por eso, el
error no es tan grave como pueda parecer.
Poca
participación de los votantes. Los que votaron al partido Conservador no se
mostraron tan dispuestos a participar en la encuesta como lo habían hecho otras
veces, y por eso esta vez su opinión no ha quedado reflejada en el sondeo.
El voto
oculto. Los conservadores han sufrido un continuo periodo de baja popularidad a
causa de la recesión económica y de algunos escándalos sin importancia. Algunos
de sus votantes pueden haberse sentido presionados para dar una respuesta más
acorde con el pensamiento de la mayoría, sin ser esa su intención de voto.
La
influencia de estos factores en el resultado final fue y sigue siendo un tema
controvertido, pero desde ese momento las empresas de encuestas han mejorado
sus métodos y han logrado predecir mejor los resultados de las siguientes
elecciones.
Por ende seria importante no tergiversar los sondeos de opinión sin la fiabilidad y quien sabe si una misma persona esta llamando, o de un solo movimiento político;seria necesario incluso quizá un notario publico. Por tanto esperando un análisis al respecto es que se presenta esta nota.
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